¿Qué son los coronabonos?
En los últimos días habréis oído hablar repetidamente sobre los coronabonos como una de las soluciones pensadas para Europa. Se trata de un instrumento financiero para intentar paliar los efectos de la crisis económica producida por la pandemia del coronavirus. Responderemos en esta entrada a todos aquellos interesados en saber que son los coronabonos.
Los coronabonos no son una idea nueva ya que tienen su precedente en los eurobonos propuestos en su momento con ocasión de la pasada crisis financiera (crisis de la deuda sobrena de 2010-2012). La Comisión Europea sugirió su lanzamiento para favorecer el acceso a financiación por parte de los países más afectados en aquel entonces. Nunca llegaron a llevarse a cabo. Sucede que ahora se ha rescatado el concepto pero rebautizándolo como coronabonos y con un horizonte temporal muy marcado: el coronabono sería un instrumento temporal cuyos fondos irían destinados única y exclusivamente a los gastos derivados de la gestión de la crisis del coronavirus. Serían eurobonos, pero para financiar unos gastos en Europa muy específicos de la actual crisis, que recorre todo el mundo.
Entonces, ¿qué son los coronabonos?
Se trata de títulos de deuda europea mutualizada dirigidas a financiar la economía europea que ha quedado profundamente dañada por la pandemia del coronavirus. Recordemos que, por ejemplo, Goldman Sachs espera para España una contracción del PIB del 9,7% (9% para la zona euro), mientras que BBVA Research y CaixaBank Research estiman pérdidas para España del entorno del 4% (3% en el caso de la zona euro).
El coronabono contaría con la garantía común de todos los países de la Unión Europea, lo que implica que el riesgo es compartido o mutualizado por todos. Este sistema de mutualización del riesgo busca que la deuda de cada Estado miembro esté respaldada por todos los demás. La idea es evitar que países como Grecia, Italia, o España, con una cifra de deuda ya alta, tengan que pagar cantidades astronómicas para poder financiarse si los mercados empiezan a desconfiar de ellos
El término empezó a popularizarse incluso antes de saberse su contenido exacto. En principio, iba a englobar cualquier emisión de la Comisión, del Banco Europeo de Inversiones (BEI) o del fondo de rescate europeo (MEDE) para atender la emergencia o la recuperación.
¿Cuáles son sus beneficios?
Al ser una deuda mancomunada, países como España o Italia tendrían así mayor capacidad de financiar sus necesidades a un coste menor, ya que generan más confianza entre los inversores que la deuda soberana de cada uno de ellos individualmente. Por tanto, mutualizar consiste en compartir los costes y los riesgos de emitir deuda.
Si cada país se endeuda por su cuenta crecerá de forma muy asimétrica la deuda pública. Esto significa que cuando remita la presente crisis los países más afectados se verán obligados a realizar fuertes ajustes presupuestarios, con lo que se seguiría lastrando su cohesión social, su crecimiento y su capacidad de convergencia con el resto de países.
Al ser deuda mutualizada el tipo de interés al que se emite es más barato. Otra ventaja es que al ser una emisión conjunta de toda la Unión Europea no aumenta la deuda pública de cada país.
Igualmente cabe decir que esta deuda podría competir mejor frente a las emisiones de otras potencias como Estados Unidos.
Con los coronabonos, los países beneficiarios también podrían ver en el horizonte una menor posibilidad de presencia de la troika, de los conocidos como hombres de negro, puesto que otras alternativas sí vendrían marcadas por una mayor condicionalidad en forma de austeridad, reformas estructurales y fuerte supervisión.
¿Quiénes los apoyan y quiénes están en contra?
Los países que están a favor son España, Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal y Eslovenia, contando también con el apoyo y posición favorable de C. Lagarde (presidenta del BCE), Luis de Guindos (vicepresidente del Banco Central Europeo) y Ursula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea). En especial España e Italia solicitan este instrumento porque aseguran que es “una crisis global que requiere una respuesta coordinada a nivel europeo”. Se argumenta que hablamos de un asunto global y no de un problema suscitado por no haber hecho los deberes o no haber cumplido las reglas de política monetaria, presupuestaria o financiera de la UE. Se llama a la solidaridad europea.
Al otro lado se encuentran los países que ya manifestaron su rechazo a esta idea de mutualizar la deuda en 2012: Alemania, Países Bajos y los países nórdicos. Especialmente contrarios son Alemania y Países Bajos, que no solamente argumentan complejos motivos técnicos, sino que se trata de una oposición histórica a este tipo de soluciones. Entienden que los países deberían de tener un colchón fiscal propio con el que poder afrontar esta crisis, y por tanto si algún país necesita un rescate tendrá que acogerse a las reglas de los préstamos. La posibilidad de tener que asumir un sobrecoste no cuadra con sus intereses. Además sostienen que los eurobonos desincentivan a los Estados con más propensión al gasto a alejarse de los objetivos de déficit y endeudamiento.
Tampoco debemos olvidar que las posiciones internacionales a este respecto también deben ser leídas en clave interna. Así por ejemplo, cuando los gobernantes de los Países Bajos eligen una posición tan visiblemente contraria, están también mandando un mensaje a su electorado y suponen una propuesta que no puede obviar las circunstancias internas en ese país. En algunos de los países del Norte de Europa, el ceder podría generar más euroescepticismo entre su población o alimentar la extrema derecha.
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