¿Qué es el Grupo de Visegrado?
En muchas noticias relacionadas con la Unión Europea estaréis escuchando acerca del Grupo de Visegrado. Pero ¿qué es el Grupo de Visegrado?
El Grupo de Visegrado (también conocido como V4) es el nombre que recibe la alianza política y cultural formada por cuatro países de Europa Central que comparten raíces, valores culturales e intereses: Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia, todos miembros de la OTAN y de la Unión Europea.
Su propósito es el de avanzar en la cooperación política, militar, cultural, económica y energética entre sí, además de junto con promover sus intereses dentro de la UE. Fruto de esta cooperación han surgido iniciativas como el Fondo Internacional de Visegrado, el Grupo de Combate de Visegrado, o el Instituto de Patentes de Visegrado. En el campo de la defensa común han logrado una fuerte cooperación, especialmente después de la intervención rusa en Ucrania.
Historia y origen
El Grupo Visegrado tiene un antecedente histórico en el pacto de Visegrado en 1335, cuando el rey Carlos Roberto de Hungría convocó a una reunión en el palacio de Visegrado al rey Casimiro III de Polonia y al rey checo Juan I de Bohemia. En aquel entonces, los tres reyes acordaron un pacto de no agresión y colaboración mutua para una mejor relación política y económica. Acordaron así crear nuevas rutas comerciales que evitasen Viena, facilitando el acceso a otros mercados europeos. Un segundo encuentro tuvo lugar, de nuevo en Visegrado, en 1939.
Hechas las pertinentes referencias históricas, debemos señalar que el actual Grupo de Visegrado tuvo su origen en una cumbre de los jefes de Estado y gobierno de Checoslovaquia, Hungría y Polonia el 15 de febrero de 1991. El encuentro se llevó a cabo en Visegrado con el fin de establecer una cooperación entre estos tres Estados (cuatro, con la posterior división de Checoslovaquia en 1993) para acelerar el proceso de integración europea, lo cual alcanzaron en 2004.
El Grupo de Visegrado y la Unión Europea
Si por algo han sido noticia es por sus posiciones comunes dentro de la UE en muy diferentes aspectos, pero especialmente sobre temas migratorios y de asilo. A modo de ejemplo, toman posiciones comunes sobre cómo entienden que debe reformarse la UE, o cómo deben gestionarse los fondos de ayuda de la UE para mitigar los efectos de la pandemida de COVID-19. El hecho de defender posiciones comunes entre los cuatro les otorga más fuerza dentro de la UE.
Si por algo han destacado, es por defender una idea de Unión Europea muy diferente a la de los demás socios, abogando por un mayor control de fronteras, o un retorno de potestades a los parlamentos nacionales en detrimento de las instituciones europeas.
¿Ha sido siempre así? No. Desde su integración en la Unión Europea esta alianza apenas tuvo peso político, pero después llegó la crisis de refugiados y el Grupo de Visegrado volvió a unirse, esta vez contra la postura mantenida por Bruselas. Desde entonces, el bloque se ha estado mostrando muy activo y beligerante con las posturas de la UE, dificultando la toma de decisiones comunes e intentando sacar rédito político.
El bloque tilda a la UE de “imperio” y a la Comisión Europea como el “nuevo politburó moscovita” que les impone decisiones. Les une el rechazo a Bruselas como encarnación de la UE burocrática que niega la soberanía de los Estados miembros. Rechazan también frontalmente la inmigración ilegal, de la que acusan a Bruselas. Son especialmente beligerantes con la posición comunitaria de aceptar refugiados sirios. Por ejemplo Viktor Orbán se pronunció en contra de la “islamización” de Hungría, mientras que el presidente checo Milos Zeman anunció que la crisis de refugiados era en realidad una invasión organizada. Más tarde, Hungría aceptó acoger a refugiados sirios, pero solo a cristianos. Estos países temen que una identidad multicultural les lleve a perder el carácter nacional de sus sociedades. Todo esto aderezado con una capa de nacionalismo y populismo que incluye elementos tradicionalistas.
Quizás el ejemplo más claro de las dificultades que el V4 plantea a la UE sea Viktor Orbán. Así, Orbán acusa a la Comisión Europea de planear un recambio poblacional y un asentamiento masivo de musulmanes. Preocupa en el seno de la UE, además, su desprecio por el Estado de Democrático y de Derecho. Entre sus disparatados planteamientos se encuentran ejemplos recientes como la campaña masiva de publicidad promovida por el Gobierno húngaro con una teoría conspirativa: acusaban a Jean-Claude Juncker de tramar un plan con George Soros, el multimillonario de origen húngaro que se ha convertido en máximo enemigo del primer ministro Viktor Orbán, para promover la inmigración ilegal.
Por supuesto, la visibilidad e importancia de la agenda del Grupo de Visegrado en materia de migratoria y de refugiados no hubiera tenido tanta relevancia y no podría explicarse sin la situación de crecimiento de la derecha y extrema derecha en Europa, con posiciones más restrictivas en materia migratoria y de asilo.
Sumamos además que la salida de Reino Unido de la UE deja atrás un vacío importante, no solo en el presupuesto de la comunidad, sino también en términos de equilibro de poder.
Esto se traduce en un continuo dolor de cabeza para la Comisión Europea.
¿Están tan unidos como parece? Solamente en algunos temas. En realidad el bloque no es tan similar entre sus miembros y mantiene importantes diferencias socioeconómicas y políticas. Así por ejemplo el caso checo y su éxito económico no se parece en nada al caso húngaro, con una economía mucho menos moderna y más emprobecida. Al mismo tiempo el populismo de Orbán no contiene los elementos ultracatólicos que presenta el caso polaco. En Polonia el 92% de la población se definía en 2010 como católica, en claro contraste con Austria o Eslovaquia —75%—, Hungría —60%— o República Checa —35%—. La posición polaca beligerante frente a Rusia tampoco es compartida por todos sus miembros, especialmente con Hungría. Los problemas de independencia judicial y democráticos que presenta Hungría no están presentes en todos sus miembros (Polonia sí ha sido advertida en el primer caso). Eslovaquia es el único país del V4 que forma parte de la zona euro, y su tamaño y peso demográfico poco tiene que ver por ejemplo con el de Polonia.
Etiqueta:Grupo de Visegrado, Relaciones Internacionales, UE, V4