Nacimiento del Banco del Sur
El nacimiento de este Banco está despertando gran interés en América Latina, y por eso el Banco del Sur se merece una entrada.
En el origen de este Banco regional de desarrollo (idea argentina de 2002) está el descontento de los países latinoamericanos con las actuales instituciones financieras internacionales, desde el FMI, hasta el BID, el Banco Mundial, o incluso el CAF; instituciones a las que se culpa de seguidismo de los intereses occidentales y de las políticas neoliberales. Más allá de polémicas doctrinales sobre la eficacia y conveniencia o no, de esas medidas “neoliberales”, lo cierto es que las condicionalidades impuestas en su ayuda financiera han creado un malestar en la región que ha decidido actuar harta ya de temas como el mecanismo de no-objeción que “permite el control absoluto sobre los recursos, las metodologías, los tiempos, los mecanismos, los técnicos y las respuestas que las sociedades generan ante los proyectos de desarrollo de la banca multilateral”.
Entre sus opositores está Estados Unidos, que ve amenazados sus intereses en la región. Como nos recuerda la periodista Martínez Vidal, “en abril, Correa declaró persona non grata al representante del Banco Mundial en Ecuador, Eduardo Somensatto, y decidió que la proporción del presupuesto dedicada a pagar la deuda pública pasaría del 38 al 11,8 por cien entre 2006 y 2010. Más aún, poco después Venezuela anunció que se retiraba del FMI y el Banco Mundial, mientras Bolivia no reconocía la autoridad del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), organismo dependiente del Banco Mundial.”
Además de Estados Unidos, el proyecto encontró oposición en otros organismos como la Federación Interamericana Empresarial (FIE), México, Colombia o Perú; si bien por otro lado, encontró apoyo en un numeroso grupo de ONG´s y organizaciones, que se puede encontrar en el siguiente enlace:
http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=3707
Otro de los reticentes ha sido Brasil. El hecho de que Brasil tenga su propio Banco de desarrollo, el BNDES, ha sido una importante fuente de reticencias para el gobierno brasileño, que citando a El País, llegó a afirmar lo siguiente:
[…]¿Para qué iba a dar dinero Brasilia para una nueva entidad en vez de reforzar el capital de la propia? “Sólo para no quedarnos afuera”, explica una fuente de Itamaraty -el Ministerio de Exteriores brasileño-. “Si Brasil quiere mantener su influencia regional, no se puede dar el lujo de no participar en una entidad donde hay otros seis países… Simplemente, ahora tendremos dos bancos de desarrollo, el BNDES y el Banco del Sur”, añade.[…]
Lo cierto es que tanto Lula como Chávez se disputan el liderazgo en la región, y metidos en el ambicioso plan de los biocombustibles, el proyecto y el alejamiento con Estados Unidos no son del todo convenientes para Brasil, cuyo papel del BNDES en este esquema es fundamental.
Algo por lo que se le juzga al proyecto del Banco es por el hecho de que a la cabeza figura Chávez. Este hecho tiene la vertiente negativa de la identificación con el personaje, pero por otro lado el ruido alrededor ha logrado y favorecido que despierte gran interés e implicación inicial. De esa misma implicación dependerá que sea un éxito, y no una institución más que se solapa con otras ya existentes, como recordatorio de la instrumentalización de las organizaciones internacionales.
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